tag:blogger.com,1999:blog-72436523487095764692024-03-05T11:59:26.595-08:00PLANET EVIL (literatura instantánea)Unknownnoreply@blogger.comBlogger25125tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-16167847502405105922009-10-17T14:27:00.001-07:002009-10-17T14:27:54.493-07:00Vallejos+Ampuero<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzXfgFwkCAgHqarRSL2IWPTlhmyYDCf5ZFaOevLI3SytVuvJwv45q0PWdjsF-TowiIvtfT44GfzdtvZ_CHzSk6xlewiy9c60zqDEYXmBAfiNxshGU7jeLxQSSM6Cvxcj6xACz57-42alM/s1600-h/image-upload-78-772863.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzXfgFwkCAgHqarRSL2IWPTlhmyYDCf5ZFaOevLI3SytVuvJwv45q0PWdjsF-TowiIvtfT44GfzdtvZ_CHzSk6xlewiy9c60zqDEYXmBAfiNxshGU7jeLxQSSM6Cvxcj6xACz57-42alM/s320/image-upload-78-772863.jpg"/></a><br /><span>La verdadera novela policial shilena</span><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-19950621744589737242009-09-05T16:08:00.000-07:002009-09-05T16:16:23.840-07:00Pato Gonzalez ha salido del edificio<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrMCcGFPIJxyAdrXCL7ScjYy7y9ezc2cQ5Sv-BeFTTkB8cibZPXcUEs4BkjUjN31hDi-2HdA6pr7w5xP7h2NCZ7XMQBumKwuL4HDbBtvFXZvN6Q7U75SdMAPe8yayX0yBjP8m3j8DlAQc/s1600-h/gonzalez.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 250px; height: 365px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrMCcGFPIJxyAdrXCL7ScjYy7y9ezc2cQ5Sv-BeFTTkB8cibZPXcUEs4BkjUjN31hDi-2HdA6pr7w5xP7h2NCZ7XMQBumKwuL4HDbBtvFXZvN6Q7U75SdMAPe8yayX0yBjP8m3j8DlAQc/s400/gonzalez.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5378126143851891938" /></a><br />Pato Gonzalez ha muerto. Eso es todo y es un asco. No lo veía hace años. Más razones para no aparecerse por Valparaíso.<br />Mientras, un viejo texto a modo de despedida.<br /><br />Uno. Cuando yo tenía como 15 o catorce años Pato Gónzalez era Dios o mejor dicho, nuestro Jack Kirby particular. No era broma. Recuerdo haber leído todos esos aquellos viejos ejemplares de Trauko o Bandido para buscar en sus páginas las extrañas historias de González. Una o dos páginas, cuatro a lo sumo, con ese puntillismo hipertrofiado que recordaba al Druillet de los 70 o a Andra Pazienzia cuando se ponía aplicado. Las historias de González no se entendían mucho pero sus dibujos mataban. Junto con Jucca eran los dibujantes más talentosos de esa vieja y gloriosa y delirante fiebre del cómic chileno. Y por supuesto, desaparecieron, se perdieron con él. Se convirtieron en leyendas. Jucca se volvió un maestro de las parodias, sacrificando el preciosismo en aras de gag siguiente, cambió el cronismo por el chiste, la perfección gráfica por el éxito comercial. Se entiende. González, en cambio, desapareció. Se perdió en Valparaíso o en sí mismo, se volvió el artesano de unas postales imposibles del puerto. Y nadie le ha reconocido demasiado su legado: su dibujo ha sido filtrado por los stencileros y los graffiteros del puerto tal y como lo fue el Vaughn Bodé para los neoyorkinos en los setenta. Sus clones, en todo caso, son legión pero les falta el detalle, la puesta en abismo que era cada una de sus páginas. Por otro lado, los graffitis del puerto citan a González con cierta insistencia sin citarlo: comparten pedazos de un naïf irónico, aquellas figuras dobladas, cierta elegancia metálica. Todo está ahí: la anotación a pie de página de una ciudad que no sabe como dibujarse.<br /><br />Dos. Pienso en todo lo anterior mientras me siento con Gónzalez en el Riquet y nos tomamos una café y Gonzalez saca una carpeta y me muestra su actual trabajo. Y miro. Y tomo nota. Porque Gónzalez me cuenta cosas. Me dice que está metido en un álbum que tiene como 40 páginas y que debe terminar este año. Que eso trata de una casa embrujada en el Cerro Toro, donde vive. Que sus monos son locos, son raros. Que hace fondos para animación. Que en esos fondos lo dejan dibujar casas a su estilo. Que tiene un pequeño hijo de más de un año. Que trabaja de madrugada porque es la hora más tranquila. Que se demora una semana por página, si es una semana productiva. Que ya no ocupa tinta china: usa lápiz pasta y grafito, que alguien se lo pasa todo a scanner y que ahí manejan el color, los contrastes, los negros. Que ni siquiera bocetea: que todo sale o no sale de inmediato. Que en cierto modo está obsesionado con esa historia de la casa embrujada a la que vuelve una y otra vez: sus dibujos son de dos tipos; de personajes o apuntes para esa casa que aparece retorcida, inclinada, como si estuviera viva. Que el personaje de la historia es un tipo narigón. Gónzalez me muestra diversas imágenes de él: hay algo de francés pero también un gesto muy chileno en su rostro, una gestualidad porteña como si la docilidad del trazo cediera a cierta rugosidad, todo despachado en un par de líneas, en pequeñas rayas por aquí y por allá, llenando el blanco, convirtiéndolo en otra cosa, consiguiendo esa profundidad que ni las mejores fotos de Valparaíso –pienso en Sergio Larraín perdido en todas esas escaleras y bares- pueden lograr.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-6736629471198169872009-09-04T12:11:00.001-07:002009-09-04T12:11:41.331-07:00Ni perdon ni olvido<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFe-58AubHHmiGCfjW63_Fkjcz3B-IWwvvjm28Ak7ulQhuut_c9gMuewB_U3Py5irJFyNu4OSSBFOZm-3lq-E8pQivw83mjlgjRkQGCYqrvRCVOz7FHnLoqH_9V__-gUbgF7oQZYOlsUw/s1600-h/image-upload-42-799617.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFe-58AubHHmiGCfjW63_Fkjcz3B-IWwvvjm28Ak7ulQhuut_c9gMuewB_U3Py5irJFyNu4OSSBFOZm-3lq-E8pQivw83mjlgjRkQGCYqrvRCVOz7FHnLoqH_9V__-gUbgF7oQZYOlsUw/s320/image-upload-42-799617.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-41637358619513068382009-09-02T20:05:00.001-07:002009-09-02T20:08:47.001-07:00Chilenas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.theclinic.cl/wp-content/uploads/2009/07/bertoni5.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 473px; height: 639px;" src="http://www.theclinic.cl/wp-content/uploads/2009/07/bertoni5.jpg" border="0" alt="" /></a><br />No dejo de pensar en un viejo texto de Chejov, “La dama del perrito”, cuando leo o miro Chilenas, el libro de fotos de mujeres que Claudio Bertoni acaba de publicar. En ese cuento, un burócrata ruso tiene un affaire amoroso con la dama citada y aquello lo transfigura, lo convierte en otro. Esa es la anécdota, pero a mí lo que más que me conmueve del texto no es el amor, sino el hecho de que Gurov, el protagonista, termina descubriendo la profundidad de su propia conciencia a partir del acto reflejo de reconocer en los otros la posibilidad de una vida secreta. Dice Chejov sobre Gurov: “Tenía dos vidas: una franca, abierta, vista y conocida de todo el que quisiera, llena de franqueza relativa y relativa falsedad, una vida igual a la que llevaban sus amigos y conocidos, y otra que se deslizaba en secreto (…) todo lo que formaba el fondo de su corazón estaba oculto a los ojos de los demás”.<br /><br />Salto a Bertoni. Las fotos de Chilenas siempre están ambientadas en lugares públicos: una mujer sube o baja de un colectivo. Otra espera a alguien en una plaza. Otra corre o se arregla el pelo mientras espera a alguien que está fuera de la foto. Otra descansa en el asiento de una micro. Por supuesto, ninguna sabe que la están fotografiando y las imágenes —por lo sorpresivo y casi alegre de su lascivia— provocan cierta incomodidad en quien las mira. En apariencia, esa lascivia siempre es el tema: el deseo manifiesto en multitud de objetos que sobrepasa el pudor y, a veces, incluso cualquier sentido común.<br /><br />Pero quizás hay algo más. En una literatura como la chilena, que privilegia la intimidad de los espacios interiores hasta volver un lugar común la asfixia de lo familiar, la obra de Bertoni decide a veces hacer lo contrario, escribirse desde la calle, como si en su merodeo de mirón estuviera también la decisión de encontrar el deseo y el asombro afuera de la casa, en medio de plazas, micros, negocios y los boliches de barrio. Para él, quizás es la calle el lugar de la nueva intimidad, mucho más reveladora que cualquier imagen extraída de un fotolog o un álbum de flickr. Así, las fotos de Bertoni trazan relatos de esa nueva intimidad e inducen a leerlas como secretos sugeridos a cielo abierto o en la barra de una fuente de soda. Así, las imágenes de Bertoni siempre ocultan algo pero también lo deja a merced de la mirada: es el fotógrafo quien lo revela y lo libera del azar, descubre lo que se calla pero que quizás está a la vista de todos. A veces, casi siempre, aquello es el deseo: lo sexual leído como algo casi material, una epifanía procaz que es el orden secreto del universo.<br /><br />Pero aquella mirada es sólo parcial. Chilenas es algo más complejo, más chejoviano, pues al democratizar la percepción del abismo de la intimidad desdramatiza eso que a la novela chilena le ha costado tanto indagar. Me refiero a aquel vértigo de un mundo hecho de tan sólo cuatro paredes que desde hace tiempo —de Blest Gana a Donoso, pasando por Orrego Luco— se escribe como la metáfora predilecta de la literatura chilena ante el mundo. Como a Gurov, la sospecha se le escapa de aquellas cuatro paredes y se pone a bailar en la calle, gracias a aquellas imágenes magníficas pero también terribles: las fotos de una pulsión donde se contiene el aliento, o un golpe de luz que no es nada o quizás todo, acaso la sugerencia de un inevitable relato secreto.<br /><br />pd: como ilustración ad hoc, una de las intervenciones que Bertoni hace intermitente en la página del <a href="http://www.theclinic.cl">clinic</a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-59682343070647563262009-08-29T12:36:00.001-07:002009-08-29T12:36:24.708-07:00Lecturas de primavera precoz<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgL6eUkQWWiHeRiSjTRQV73jWffWBgzx9sc6XvRJ7aQrMup85ejQJ130josRXYcp6APCf0nLSBURm5c7Yesb157s1vgCNGdlz5Yx3ZcGJ7OA_3cj0MrbEUaOaa6nrfApbV_0boyNJ6tkQ/s1600-h/image-upload-175-783471.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgL6eUkQWWiHeRiSjTRQV73jWffWBgzx9sc6XvRJ7aQrMup85ejQJ130josRXYcp6APCf0nLSBURm5c7Yesb157s1vgCNGdlz5Yx3ZcGJ7OA_3cj0MrbEUaOaa6nrfApbV_0boyNJ6tkQ/s320/image-upload-175-783471.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-77998479857630882102009-08-12T11:35:00.001-07:002009-08-12T11:35:50.555-07:00Zombi city<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD3h0eLJ97vPn0SWcHFQD-2efoHtpo4YdGSYnlOnUiQe7YB8QvN1qSZkZdAPdworkWp29xQxLPvZ-iQlOPrU5imNax9EG-bIoGPMcXK-mGu923tK6ZOboyKAPSKo2ByjZYGCREW2RyBMs/s1600-h/image-upload-11-748365.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD3h0eLJ97vPn0SWcHFQD-2efoHtpo4YdGSYnlOnUiQe7YB8QvN1qSZkZdAPdworkWp29xQxLPvZ-iQlOPrU5imNax9EG-bIoGPMcXK-mGu923tK6ZOboyKAPSKo2ByjZYGCREW2RyBMs/s320/image-upload-11-748365.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-40884955893838024232009-08-12T11:34:00.001-07:002009-08-12T11:34:11.259-07:00La literatura chilena<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8R-meYxaUHbVGwHfc1gz7kJBNMret7yVvaN-4gkxj75qSq6zUgs2id5S2hgmjIoNZHdUJUWCamb_OwnUty7t0A3zpa_5D7NKeeaQiCqqL2r1VwEiC6IDIG0XGMOIxQx9e2K1XumTpVCE/s1600-h/image-upload-10-749226.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8R-meYxaUHbVGwHfc1gz7kJBNMret7yVvaN-4gkxj75qSq6zUgs2id5S2hgmjIoNZHdUJUWCamb_OwnUty7t0A3zpa_5D7NKeeaQiCqqL2r1VwEiC6IDIG0XGMOIxQx9e2K1XumTpVCE/s320/image-upload-10-749226.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-72640549741979116242009-07-21T20:43:00.000-07:002009-07-21T20:49:12.578-07:00mejor Lehane que Larsson<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.austinchronicle.com/binary/2187/GoneBabyGone.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 450px; height: 300px;" src="http://www.austinchronicle.com/binary/2187/GoneBabyGone.jpg" border="0" alt="" /></a><br />0) Más <a href="http://www.podcaster.cl/2009/07/somos-millones-5/#comment-129425">podcast </a>con Cussen. Invitado: el gran Ricardo Martínez.<br /><br />1) Terminé de leer Millenium 3 y sí, Larsson está bien pero mejor está Dennis Lehane. Mientras encuentro más cosas suyas, un ensayito express sobre "Desapareció una noche".<br /><br />3) Encontré en Viña un policial de Dennis Lehane que buscaba hace tiempo. Lehane es el autor de la novela en que Clint Eastwood basó “Río Místico”, el guión de unos cuantos capítulos de “The Wire” y un ciclo de novelas policiales sobre los barrios bajos de Boston protagonizado por los detectives Patrick Genzie y Angie Gennaro.<br /><br />Hasta acá, nada nuevo, pero la lectura de Desapareció una noche (llevada al cine con guión y dirección de Ben Affleck, un galán de Hollywood que al parecer tiene más talento detrás de la cámara) puede ser perturbadora. Lo básico: la novela trata del secuestro de una niña de cuatro años y cómo los detectives, aparte de lidiar con las pistas y las distintas variables del crimen, deben aprender a elaborar modos de lidiar con esa ausencia. Por supuesto, el relato tiene dos o tres vueltas de tuerca e incluye lo de siempre —policías corruptos, narcos impresentables y delincuentes entrañables—, pero haciendo que aquellos materiales adquieran un tono desolado, terrible, insoportable.<br /><br />En la novela, Lehane no sólo se hace cargo del abuso infantil y de las claves del submundo de los pederastas, sino que devuelve esa mirada desolada hacia sus héroes, que no pueden soportar lo que ven: tinas de baño donde yacen niños desfigurados, madres que no dan de comer a sus hijos, hogares que no son tales. Así, más allá de la cáscara del policial, el libro es una reflexión moral sobre cómo mantener cierta cordura en las inmediaciones de la devastación y aniquilación de todo paisaje conocido. Eso, porque Genzie y Gennaro nunca salen de su propio barrio, y todo lo que sucede en Desapareció una noche acontece con suerte en el rango de unas pocas cuadras, en las mismas calles que los héroes conocen desde la infancia.<br /><br />En un mundo donde los héroes de Stieg Larsson realizan proezas imposibles y desnudan conspiraciones nacionales o continentales, leer a Lehane nos devuelve al terreno pantanoso de la violencia doméstica y de la infancia como una tierra de horrores. Los personajes de Lehane habitan un mundo oscuro donde niñas abandonadas miran televisión en cuartos vacíos, esperando que sus madres regresen del bar mientras los detectives conviven con un horror que los deja vacíos y mudos, sin posibilidad de redención alguna. Dice Genzie: “lo que más se oye es el silencio de la criatura desaparecida. Es un silencio de entre setenta y noventa centímetros de altura, y sientes cómo grita por rincones, grietas y en la cara inexpresiva de una muñeca caída al suelo desde la cama. Es un silencio diferente al de los funerales y velatorios. El silencio de los muertos lleva consigo el fin; es un tipo de silencio al que sabes que te has de acostumbrar. Pero nadie quiere acostumbrarse al silencio de la criatura desaparecida; uno se niega a aceptarlo y, por lo tanto, no deja de gritar”.<br /><br />En Lehane, la cáscara de lo policial es sólo un modo de modular el trauma del crimen, los modos del luto, la oquedad de cuerpos que sólo se relacionan con otros cuerpos por medio de la violencia. Agotador, el libro de Lehane describe el paisaje devastado de un mundo donde no hay promesas ni futuro. Terrible, se me ocurre que quizás es éste el destino o el deber de la novela policial: aquella valentía de internarse en una trama sin posibilidad de retorno, catarsis posible, de quedarse ahí varada como una señal que simplemente indica dónde está el pantano de lo conocido, la boca abierta en el momento previo al grito, el abismo de todos los días.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-19254501056672257012009-07-18T20:56:00.000-07:002009-07-18T21:01:07.842-07:00planetary<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdz1ISQruPGd1zYZuePzQSVwzgAccWPiX8KcEYCz79ryn0x-Z6ClO76NPzT8G2XfhAYgi69pVDSp17KvwyvdfjcX6QWILf7T9h1WaFatNRNjD8kLbPw2CtK4Vo6mHkFydc0xAuFVzMLUU/s1600-h/planetary+27.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 202px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdz1ISQruPGd1zYZuePzQSVwzgAccWPiX8KcEYCz79ryn0x-Z6ClO76NPzT8G2XfhAYgi69pVDSp17KvwyvdfjcX6QWILf7T9h1WaFatNRNjD8kLbPw2CtK4Vo6mHkFydc0xAuFVzMLUU/s400/planetary+27.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5360016073919944882" /></a><br />Bien bien. Sé que esto no le interesa a nadie pero ésta es la portada de PLANETARY N° 27.Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-90094746725901212009-07-14T13:31:00.001-07:002009-07-14T13:31:10.465-07:00La literatura chilena<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVxv_AfDtBgucISnjSoxnYP3fT7CjHcouLvqRXboVuMPw_z2VD5Icycf0eHCFxnonyPzCQCfrgGiZ-aNfFWFUHd9FA8-azPeiX3Okeos_FetLXRmvhcYlljwjPvtIYTkpjpzxmHkh3uno/s1600-h/image-upload-34-769640.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVxv_AfDtBgucISnjSoxnYP3fT7CjHcouLvqRXboVuMPw_z2VD5Icycf0eHCFxnonyPzCQCfrgGiZ-aNfFWFUHd9FA8-azPeiX3Okeos_FetLXRmvhcYlljwjPvtIYTkpjpzxmHkh3uno/s320/image-upload-34-769640.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-65789150465251968082009-07-07T17:33:00.000-07:002009-07-07T17:37:44.593-07:00volví al blog/ a ver cuánto dura<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh7vNDWINCY-gxk0L-_SpbJWieyAV9XXqxfe1jmKIwPjpVC2-_OzH0VsdpknDcb70kHUJntHhAIN92MmvBpeV6Dv0v6WySgGBBsuFiq5CyvTifurx0onc8P6VCxZRgGC6J9Maevhit2Jc/s400/Peter+Pank.gif"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 263px; height: 346px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh7vNDWINCY-gxk0L-_SpbJWieyAV9XXqxfe1jmKIwPjpVC2-_OzH0VsdpknDcb70kHUJntHhAIN92MmvBpeV6Dv0v6WySgGBBsuFiq5CyvTifurx0onc8P6VCxZRgGC6J9Maevhit2Jc/s400/Peter+Pank.gif" border="0" alt="" /></a><br />a)volví al blog. a ver cuánto dura. <br /><br />b)escuchen el <a href="http://www.podcaster.cl/category/cine-tv-y-medios/somos-millones/">podcast</a> que con cussen armamos sobre tele. <br /><br />c) <span style="font-weight:bold;">Deconstructing Jacko.</span> Es raro, pero casi nadie ha recordado el momento en que Jarvis Cocker se subió al escenario a interrumpir la presentación de Michael Jackson en los Brit Awards de 1996. Jackson rodeado de niños cantaba “Earth song”, uno de sus himnos predilectos de los 90, y, en medio de eso, Cocker se subió al escenario a satirizar la presentación. No fue nada exagerado: mostró el estómago, escapó de los guardias y más bien, se le vio como un ciudadano a ras de piso en una representación dramática sobre la extinción de la Tierra que en algo que más bien se parecía a un show escolar. Pero esa presencia inesperada rompió la magia. Mal que mal, las letras de Pulp siempre jugaron con temas como el abajismo, los fetiches sexuales y la lucha de clases como posibilidad de huir de cualquier clase de mesianismo. Jackson, cuando Cocker lo interrumpió, era eso una especie de cristo tardío, hecho de cera y plástico, que estaba dispuesto a inmolarse de modo sacrificial, para –como en el video de la canción- detener el avance de la muerte y hacer brotar la vida.<br />Ahora que Jackson se murió en la vida real y recordamos perplejos, como si fueran una sola cosa, la apabullante cantidad de obras maestras de pop que ejecutó y las excentricidades monstruosas que perpetró, bien vale la pena pensar en ese momento en que Cocker, con inteligencia o audacia, le interrumpió el show. Para mí, ahí quizás se acabó todo. Porque Cocker no nos confirmó la decadencia sino la condición de parodia de sí mismo en la que Jackson se había convertido, haciendo de su personalidad una colección de máscaras que nos señalaban que la fama podía ser también deforme y construirse apelando a los retazos de una inocencia irrecuperable.<br />Esos retazos y las imágenes hechas de ellos son la mejor novela de nuestro tiempo. Los capítulos de un folletín desquiciado que, ahora, son mejores explicaciones de su muerte que esa segunda autopsia que la familia espera realizar. Se me ocurren algunas: Jackson como el primero de esa colección de estrellas infantiles que nunca esperó a crecer, alguna nota en Rolling Stone donde confesaba ser Testigo de Jehová, la filmación de ese clip con Paul McArtney y él haciendo de estafadores, ese video de Spike Lee en unas favelas donde lucía tan perdido como irreal, toda esa moda militar que parecía salida del espacio, los pasos de bailes de un robot en ácido y la cara impenetrable de desolación del chimpancé Bubbles, el momento en que habla con Martin Bashir tomándole a un niño la mano, su amistad con Corey Feldman y Corey Haim, la perturbada idea de que un eventual hijo suyo con la hija de Elvis sería como una especie de megamesías de la cultura pop occidental, y el momento en que toma a ese bebé y lo sostiene en el abismo como una prueba de su peculiar sentido del humor.<br />Así, habría que volver a todas ellas para intentar entender, aunque fuera un poco, la intolerable relación en perturbación y belleza de su obra. Porque Jackson era un sujeto tan complejo que podía habitar con comodidad entre los mundos del “Peter Pan” de J.M. Barrie y llas series televisivas como el “Nip/Tuck” de Ryan Murphy con toda esa pornografía médica sobre el cuerpo como un campo de batalla tan dúctil como perverso. Lo más terrible es el hecho de que todo lo anterior nos obliga a ver aquello como lo mismo (como si Murphy fuera un hijo sicótico de Barrie). Mientras estamos obligados escucharlo y ver de nuevo a Michael Jackson, a encontrarle sentido al delirio mientras nos paseamos –en ella- por cementerios llenos de zombies, guerras territoriales de pandillas, robots gigantes cromados, hombres transformados en pantera, desastres ecológicos planetarios y una versión de “El mago de Oz” (1978) que lo prefiguraba mejor que todas esas explicaciones de canales como E! o medios como TMZ sobre quién era Jackson. Puro corazón, Jacko interpretaba ahí al Espantapájaros, quien andaba en busca de su cerebro. Era un cuerpo de paja que deseaba algo que todos tenemos pero que quizás a él siempre le estuvo vedado: una comprensión racional de las cosas, algo –una ficción de sí mismo, una imagen que volviera del espejo sin romperse, una certeza real que anulara las probabilidades de cualquier solipsismo- que le llenara la cabeza y le permitiera entender y decodificar el mundo e inventar modos de relacionarse con él.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-20703602231530768102009-05-18T14:27:00.000-07:002009-05-18T14:37:59.658-07:00links + benedetti<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.zianet.com/comic-booksuperstore/collected/death-time.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 195px; height: 300px;" src="http://www.zianet.com/comic-booksuperstore/collected/death-time.jpg" border="0" alt="" /></a><br />1)links: Bertoni en <a href="http://www.mercurio.cl/2009/05/17/al_revista_de_libros/revista_de_libros_el_comelibros/noticias/B457E5B8-1B71-4A16-914B-53818CFB9CE2.htm?id={B457E5B8-1B71-4A16-914B-53818CFB9CE2}">RDL </a>y <a href="http://www.mercurio.cl/2009/05/17/al_revista_de_libros/_portada/noticias/7D411B5C-20D1-4D1A-9FAC-07C07BCB753C.htm?id={7D411B5C-20D1-4D1A-9FAC-07C07BCB753C}">Alarcón & Díaz</a> en RDL también. Un cuento viejo pero nuevo en <a href="http://www.revistalaboratorio.cl/archives/156">laboratorio </a>y la reseña con fotos de carla para paniko del show de <a href="http://www.paniko.cl/index.php/2009/05/chinoy-en-el-normandie-la-tierra-de-las-canciones/#more-3892">chinoy </a>hace una semana y media.<br /><br />2)Murió Benedetti. Quizás el twitter sirva para algo. Para consignar su muerte. Y aunque no tengo twitter, me imagino que me habría enterado más rápido. Nunca me llevé bien con libros de Benedetti. A mi padre le gusta. O le gustaba. Alguna vez un profesor me pasó en la universidad “Primavera con esquina rota” pero no la leí. Supongo que era un acto de rebeldía académica, una demostración de estupidez. De todos modos, no creo que mi profesor comprendiera a Benedetti. En realidad no comprendía mucho, la verdad: le gustaba Marcela Serrano y rayaba con Foucault y el cine pero no había pasado de una lectura de escritorio de la nueva novela histórica. Así que yo no di esa prueba o me saqué un uno o un cuatro y me negué a leer a Benedetti. Fue sano. Lo había leído antes, en todo caso y su obra siempre me pareció correcta, parca, casi ubicua. Siempre sentí que no fue importante porque llegué tarde, me perdí el lazo, la canción del Oscar Andrade –del que alguien me contó que cree en todo el rollo de la Tierra Hueca y esas cosas- me imposibilitó para tomarlo en serio. Demasiada consignas, frases manidas y películas de Gradinetti. Nacha Guevara no era tan buena Muerte como la adolescente pálida de Neil Gaiman. Mala suerte para el uruguayo, que a mí me llegó por medio pergaminos de ferias artesas, musicalizado en peñas. Huí de él de inmediato. Benedetti, como Galeano, siempre me sonó viejo, nos habló de una clase de militancia que se me hacía entre ridícula y trágica. Escribí una novela corta sobre ese mundo: se llama "Estrella muertas" y le lleva jarabes para la tos, estalinismo, Valparaíso y depresión para tirar a la chuña. Ya veré qué hago con ella. Mientras, vuelvo a Benedetti y por supuesto, me doy cuenta de que el problema no era de él sino mío y ahora me acuerdo de ese desdén, de ese aburrimiento y me imagino a media América Latina, a todos los Oscar Andrade, a todos los fans que eran jóvenes en los 80 o los 70 y Benedetti les hablaba al oído, les ponía las letras a sus cartas de amor. Cuán solos estarán ahora.Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-16289337103128253122009-04-30T16:26:00.000-07:002009-04-30T16:29:35.502-07:00predator rules!<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://images.amazon.com/images/P/B00005221L.01.LZZZZZZZ.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 326px; height: 475px;" src="http://images.amazon.com/images/P/B00005221L.01.LZZZZZZZ.jpg" border="0" alt="" /></a><br />Mi memoria del cine de los 80 está anclada en las cintas de John McTiernan. Vi “Predator” y “Duro de matar” en el viejo cine Pompeya de Villa Alemana, que se llenaba los domingos en funciones dobles mientras las sombras del los murciélagos cruzaban la pantalla. Son recuerdos tan extraños como felices. McTiernan filmaba desde una violencia en la que estaba ausente la corrección política y la seriedad. A diferencia de George P. Cosmatos, Tony Scott y James Cameron no quería lucir trascendente, cool o probar nuevas tecnologías. Por el contrario, había cierta conciencia paródica en sus cintas, cierta distancia que hacía que tipos como Shwazenegger o Bruce Willis lucieran como mitos pero también pudieran verse desde cierta distancia irónica, como si todo –la sangre, los cristales en la planta de los pies, la boca horrorosa del monstruo de la selva- no fuera más que una broma. Ahora me entero que Robert Rodríguez va a fimar un remake o un reboot de “Predator” y en cierto modo, me da gusto: ya sea en “The Faculty” como en cualquier episodio del Mariachi, Rodríguez comprende el cine de entretención tal y como lo comprendía McTiernan, como un discurso doblado sobre sí mismo que escatima la sátira y el exceso, que no se guarda nada porque en realidad sabe que no dice nada salvo la narración de acciones de personajes que se saben parodias de lo que realmente quieren ser, action figures en un decorado de fuego, balas y litros de salsa de tomate con carne.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-30106663632083088382009-04-29T12:12:00.000-07:002009-04-29T12:14:32.969-07:00Nuff said!: HERE WE GO AGAIN<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7iF1ugo_azpq4vvpFjtUzyyPz_ucP87miQld0NE7BOh4nLpesMa0SNKS2qVnPCd0aDzlPU3R3_zOM2P_doeL63ATS2-iXh7EPQcx79d2_w3mhoPSrxret6X3Nzt6tTLAsGoxuDj1FfgE/s1600-h/UCH.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 310px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7iF1ugo_azpq4vvpFjtUzyyPz_ucP87miQld0NE7BOh4nLpesMa0SNKS2qVnPCd0aDzlPU3R3_zOM2P_doeL63ATS2-iXh7EPQcx79d2_w3mhoPSrxret6X3Nzt6tTLAsGoxuDj1FfgE/s400/UCH.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5330193855656846978" /></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-30211828073284804112009-04-27T14:47:00.001-07:002009-04-27T14:47:07.836-07:00La provincia congelada<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_ot8dbSDvr9ArrHIRNQ8_OVgmfX23h-QxoghBNQj0xjvRV0S1ItGtsSGREtp6yWNc-VHdwaUQtzk702as5BLIjFs8aLxkdug0yXW5cX4Nt2JYl77u8YDGjvD81ou_RJSFFoTJLi_jQ-Y/s1600-h/image-upload-383-727156.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_ot8dbSDvr9ArrHIRNQ8_OVgmfX23h-QxoghBNQj0xjvRV0S1ItGtsSGREtp6yWNc-VHdwaUQtzk702as5BLIjFs8aLxkdug0yXW5cX4Nt2JYl77u8YDGjvD81ou_RJSFFoTJLi_jQ-Y/s320/image-upload-383-727156.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-49757624435787523702009-04-21T19:49:00.001-07:002009-04-21T19:49:36.572-07:00Chaos books<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLjVVxOPZ-n9Uoghewry_UPVhF1UHVGh83nc4M9DaW_gjPuGi9IKAn7sk1jFB8QVdBM6pyqZSvsX9OvNSIvCObZR5UidWeScqTYiKTwWtkveKLa-tcFHer5uyoJPaTkW6taomW2jg_A80/s1600-h/image-upload-64-775897.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLjVVxOPZ-n9Uoghewry_UPVhF1UHVGh83nc4M9DaW_gjPuGi9IKAn7sk1jFB8QVdBM6pyqZSvsX9OvNSIvCObZR5UidWeScqTYiKTwWtkveKLa-tcFHer5uyoJPaTkW6taomW2jg_A80/s320/image-upload-64-775897.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-42788180963243100692009-04-21T19:39:00.001-07:002009-04-21T19:40:22.311-07:00a la rápida 22 50<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://blogs.amctv.com/scifi-scanner/New_Caprica_by_ratscape.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 478px;" src="http://blogs.amctv.com/scifi-scanner/New_Caprica_by_ratscape.jpg" border="0" alt="" /></a><br />Termino un txt para Wain mientras pienso en el hecho de que “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” de Larsson está bien, pero no tenía esa cualidad magnética de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, que reintepretaba el viejo tópico de la novela de enigma de cuarto cerrado en versión post-todo. Larsson es ahora más Ellroy pero se lee rápido (dato de la causa: 700 páginas en media semana) y no está mal pero tampoco descolla. Síndrome de la secuela que espera su repunte en el cierre de la trilogía Millenium, fin de las obras completas del sueco. Ojalá suceda así. Por ahora, escribo sobre los locales de comida de Plaza Italia, miro el piloto de Caprica (que es como LAIN o cualquier animé de hace como diez años, pero aún no termina de convencerme, a pesar de que el sábado pasado un amigo me la vendió como si fuera una obra maestra, aunque creo que ese aire de decepción tiene que ver con el final de BSG, que odié a muerte a pesar de la aparición epifánica y etérea de Hendrix versionando a Dylan como la demostración empírica de la condición circular de un tiempo espacial que yo presumía infinito) y me preparo para leer a Paz Soldán y a Gumucio, al que P. Espinosa –nunca falla: desde que está en LUN todo lo que Espinosa aborrece casi siempre es bueno- trató tan mal por lo que debe estar, por lo menos, divertido. <br />Eso. Creo que voy a escribir de las elecciones.Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-19997021391872428522009-04-19T19:02:00.000-07:002009-04-19T19:04:43.553-07:00Bye Ballard<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgL3UtjaEF_6E3KjLZlFOMH7XCrRoBbBre8LuzTXKjjNHivxh5o38hViSIpJDoJBsnO7kWIIDqC33Yl1IL5lNScIJzBi23MWLNrENLzmhGpXawNnHl5Nskvzu1Un5z__Da_jHcayJB2L-I/s1600-h/ballard+borgie.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 200px; height: 160px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgL3UtjaEF_6E3KjLZlFOMH7XCrRoBbBre8LuzTXKjjNHivxh5o38hViSIpJDoJBsnO7kWIIDqC33Yl1IL5lNScIJzBi23MWLNrENLzmhGpXawNnHl5Nskvzu1Un5z__Da_jHcayJB2L-I/s200/ballard+borgie.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5326588483477001378" border="0" /></a>
<br /><meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 11"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 11"><link rel="File-List" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CADMINI%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:Garamond; panose-1:2 2 4 4 3 3 1 1 8 3; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:647 0 0 0 159 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--> <p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="font-family:Garamond;">Es imposible hacer una síntesis o un obituario para él porque Ballard escribió sobre nuestros últimos 50 años con una lucidez tan violenta como insoslayable, al punto de fue susceptible de ser filmado tanto por Spielberg como por Cronenberg. Y no escabulló nada, no se guardó nada: profesionales jóvenes que se comen a sus propios perros, los campos de concentración de Shangai, los suburbios de Londres, la ciencia ficción, las parafilias y su pornografía el aporte histórico de las vanguardias, el hacinamiento metropolitano, Elizabeth Taylor decapitada, el terrorismo doméstico. Están ahí “Crash”, “Rascacielos” y “La exhibición de las atrocidades” para probarlo. Una literatura molesta, valiente, extraña, casi siempre precisa, de una elegancia perversa. Incluso, supo despedirse en regla de todos nosotros, sus lectores: “Los milagros de la vida”, su autobiografía final, es una de las despedidas más sinceras jamás redactadas, un ajuste de cuentas con la muerte que se avecina mientras se habla de un siglo maravilloso, monstruoso e inentendible. Como él, como su literatura.</span><span style="font-family:Garamond;"><o:p></o:p></span></p> Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-2783851666692330682009-04-18T17:05:00.000-07:002009-04-18T17:06:18.726-07:00Passolini no Tarantino<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.pub.umich.edu/daily/1998/oct/10-16-98/photos/fileartsswingers2.gif"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 307px; height: 288px;" src="http://www.pub.umich.edu/daily/1998/oct/10-16-98/photos/fileartsswingers2.gif" alt="" border="0" /></a><br />Passolini no Tarantino<br /><br /><br />Un lector poco sofisticado –cegado por la definición estricta u aburridísima de los límites de los géneros literarios- podría suponer que Gomorra, de Roberto Saviano debe ser leída como un ejercicio periodístico. A primera vista es así. El libro acumula datos, cifras, fechas, genealogías, se detiene largamente en vendettas, asesinatos por encargo y biografías y hagiografías invertidas de killers, capos, soldados y víctimas. Saviano es riguroso en eso. Pero también el libro posee otro deseo, otro tono. Aquel cariz tiene que ver con el hecho de que su autor es más un testigo que un reportero: la voz que sobrevive a la muerte para contarlo todo. No es raro que así sea: en la mitad del libro, cuando ya la carnicería ha insensibilizado al lector, Saviano toma un tren y va a visitar la tumba de Pier Paolo Passolini. El gesto es inquietante pero hace que Gomorra adquiera un peso mayor: Passolini es un patrono profano, un mártir de la misma Italia que le duele a Saviano. El gesto es demoledor, el narrador testigo de Gomorra, que hasta ese momento es un mero redactor que contempla las muertes diaria subido arriba de su Vespa, se convierte en acusador, asume que el acto de escribir es un ejercicio de memoria, que en el fondo la guerra contra la Camorra, contra el Sistema, está perdida. Lo único que le queda es entregarse al frenesí de la narración porque es la literatura la que le sirve para decir basta, para ejercer un juicio moral, para comprender la sutileza de la trama de muerte que lo rodea a diario. La tesis de Saviano –de que la sobrevivencia del crimen organizado va de la mano de su conversión a la lógica empresarial mientras se expande en la economía global- también aparece también en McMafia de Misha Glenny y en cualquier capítulo de Los Sopranos o en Promesas del Este, la cinta que Cronenberg le dedicó a la mafia rusa en Inglaterra. Lo mismo que todo el rollo pop, que parece sorprender a algunos comentarista del texto: basta ver la primera parte de El Padrino o leer cualquier biografía de Sinatra, para darse cuenta de que la estrecha relación entre cine y crimen, entre mafia y mitología medial, siempre estuvo ahí. Por lo mismo, lo mejor del texto no son las historias de los adolescentes cinéfilos vueltos matones sino que por el contrario, las vueltas que el narrador hace para encontrarle sentido al paisaje. Gomorra no debe leerse como un reportaje sino quizás como una autobiografía: las señales de vida de un autor atrapado en una ciudad que ama y odia a la vez, su invisibilidad como testigo, la fragilidad de su impulso ciudadano, la contaminación de la violencia que aparece en su escritura y que termina por convertirse en una sintaxis entrecortada, en la escritura como respuesta –inútil, personalísima e insoslayable- al tartamudeo de las metrallas de las Kalishnikov que suenan como ecos de fondo en el libro.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-48785882127160383812009-04-16T18:28:00.000-07:002009-04-16T18:45:19.338-07:00i am back<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkPKh5xvpV4SxErCDDyfnFUUUD-6THOPU9YOYKKF9cDKZGGpjSQ25nbQUN3s21OPyPwKfIgf6ypm6Zt8NVIAusFTqd9s51zEKeBgaZThTENTOJ7UppHQM3r4L9d643X9zQk41WlJXHP9M/s1600-h/courtney.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 144px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkPKh5xvpV4SxErCDDyfnFUUUD-6THOPU9YOYKKF9cDKZGGpjSQ25nbQUN3s21OPyPwKfIgf6ypm6Zt8NVIAusFTqd9s51zEKeBgaZThTENTOJ7UppHQM3r4L9d643X9zQk41WlJXHP9M/s200/courtney.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5325470446492131970" /></a><br /><span style="font-style:italic;"><span style="font-style:italic;">Siempre pensé en lo de la Plath y Hughes como una novela negra que nunca se termina. Leo -vía una nota de facebook de Rodrigo Olavarría- que uno de sus hijos se suicidó estos días. No sé por qué, pero me recuerda a Jorge Barón Biza y la biografía de su padre y el imperio de miseria que es su familia. Mientras le doy una vuelta a todo eso, retorno al formato blog que me parece inestable y express y absolutamente imprescindible por razones de sanidad mental. Como decía una polera de fresán de la década pasada que después el freak del eduardo correa le copió: so many books, so little time. otra cita: parafraseando al paul newman de "el color del dinero" del tándem price/scorsese: estoy de vuelta y como yapa, un extracto de un ensayito sobre la janet malcolm, que se ocupó del affaire hughes/plath y su infinito mal karma.<br /></span></span><br /><br />pd: la foto es david lachapelle y la vi con carla en el malba y la tenía en la cabeza mientras escribía la muerte de una chica llena de tatuajes en "música marciana"<br /><br />::::::<br /><br />Las biografías de Plath siempre van a ser más interesantes que su obra. Las biografías construyen su personalidad literaria, su aura mítica. En su libro Janet Malcolm dota al caso de una connotación simbólica y lo ofrece como la cosmogonía completa de la literatura del siglo XX: presenciamos la sombra de modas, métodos críticos y negociaciones con el mercado. El libro investiga cómo se narra, cómo se ha narrado la muerte de Plath, la mujer que abrió las llaves del gas de la casa y se inmoló debido a la ruptura de su relación con el poeta Ted Hughes, su marido.<br />El caso es espectacular por varias razones. Uno, que el legado de la autora queda en manos de Hughes. Dos, que la segunda mujer de Hughes —por quien dejó a Plath— se suicida también y arrastra en el hecho a una hija de cuatro años de la pareja. Tres, que la hermana de Hughes ejerce control absoluto respecto a lo que escribe de su difunta cuñada. ¿El método? Autorizar o negar fuentes, corregir originales, entorpecer los procesos de edición. Y cuatro y peor, la misma Sylvia Plath como escritora era capaz de ponerse en diversas posiciones y máscaras: madre o hija abnegada, escritora sensible, crítica feroz.<br />La complejidad de La mujer en silencio descansa en que, para su autora, no se trata solamente de verificar la inexactitudes de una larga lista de biografías sobre la escritora suicida sino de desnudar el revés de una trama, que funciona como un policial sin fin lleno de versiones contradictorias y pistas falsas. Janet Malcolm salta de las obras de Plath y Hughes a las biografías no autorizadas, entrevista sobrevivientes, presume culpabilidades. Así, el relato adquiere la lógica de una novela negra donde Olwyn Hughes aparece como una villana compleja que permite que el mismo Ted opere como una suerte de presencia ominosa y terrible que mueve las piezas del tablero desde las sombras. Porque Hughes es un Kurtz tipo Conrad/Coppola: la figura final en las penumbra donde descansa la verdad, la locura y el horror. Eso es gracias a los efectos que el texto crea: la biografía de Plath —o, mejor dicho, el relato de su muerte— se deriva por callejones oscuros, cambia de escenografía, se pierde entre vericuetos de sus dudas. Al lado de cierta linealidad de El periodista y el asesino, La mujer en silencio posee un tejido confuso. Malcolm, nuevamente, en vez de disfrazar sus dudas y problemas, sus propias ambigüedades morales, las pone sobre la mesa y comienza a leer desde ahí.<br />Así, explica: “La biografía es un medio por el cual los secretos que aún quedan de los muertos que son famosos les son arrebatados y se ofrecen a la vista del mundo. Cuando trabaja, el biógrafo es, en efecto, un ladrón profesional (...) Se presenta al biógrafo como una especie de benefactor (...) y cuanto el libro más refleje de su trabajo, el lector más creerá que está teniendo una experiencia literaria elevada, en lugar de simplemente escuchando chismes y leyendo el correo de otra persona”.<br />Su biografía de Plath trabaja entonces desde esa predisposición o miedo. Es una tarea difícil: Sylvia Plath se ofrece como una lectura irreductible en su complejidad, opaca en sus revelaciones. Escribir sobre Plath es para Malcolm no sólo la recreación de uno o dos hechos de sangre sino también una pregunta —incesante, terrible, perpetua— sobre las formas de la no-ficción contemporánea. En un mercado donde la biografía es un género no despreciable, de factura industrial, la autora se plantea las preguntas sobre su necesidad, sobre su capacidad documental, sobre su valor moral. Sobre su valor de uso: la posibilidad de que lo que se consuma sea un objeto arqueológico cuya verdad debe ser, es inventada. <br />Y es una clase de invención enfermiza en su mitomanía o su fetichismo documental: “Las cartas son una de las cosas que más fijan la experiencia. El tiempo erosiona los sentimientos. El tiempo crea indiferencia. Las cartas nos demuestran lo que una vez nos importó. Son los fósiles de los sentimientos. Por eso los biógrafos las aprecian tanto: son la única comunicación con la experiencia inmediata. Todo lo demás que toca el biógrafo está rancio, estropeado, contado y vuelto a contar., es dudoso, carece de autenticidad.”<br />De este modo, para Janet Malcolm la escritura se ofrece como una reconstitución de memoria fallida, un ejercicio signado por su propia incapacidad de recordarlo todo completamente. La escritura como una acción esencialmente anacrónica, inmoral, invasiva: La mujer en silencio recuerda en cierto modo al cronista-biógrafo de “Tema del traidor y del héroe” de Borges, atrapada como está Janet Malcolm en el diseño de la personalidad fantasmal de Sylvia Plath, en su rótulo terrible de mártir suicida, heroína silente, víctima. <br />El libro da cuenta de la tensión de una escritura que intenta separarse de la fuerza de gravedad del mito pero que, en las múltiples versiones del mismo, termina por confirmarlo en tanto misterio. De ahí las vueltas de la autora, que le sigue los pasos al recuerdo que Sylvia Plath dejó en quienes escribieron de ella edificando peculiares ceremonias de luto: biógrafas perdidas en la noche y devoradas por la tormenta —la ira encarnada de la feroz Olwyn Hughes— de intentar acomodar las piezas del mito. Janet Malcolm no es tan directa. Su trabajo es bastante más sofisticado, pero aún así no puede evitar perderse en los rincones oscuros y las pistas falsas. Malcolm nunca resuelve el enigma de la muerte de Sylvia Plath porque, en cierto modo, no le interesa. <br />Esa es la parte menos atractiva de la historia. Por el contrario, es más interesante dejar en claro que la única forma de abordar el caso es de ese modo, en tanto enigma abierto, dando vueltas una y otra vez sobre el asunto: visitar casas ya abandonadas, leer documentos apócrifos, contrastar recuerdos, perderse en la telaraña de la memoria.Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-44338467217643601862009-04-16T18:20:00.001-07:002009-04-16T18:20:08.657-07:00Eduardo al sol<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzwGisTmI4YlOdK4HRWs1gY1W5W_Td1BvdKoYnBqIB5gXDmOfCPJ7INbsy4Ldv4YJyXGGuGxw5O8AnaTOC1w3hmPa45NXB7GbNF8_8JSIhn_1VA6Q-HIXQDce9Vn8rctg-S0x9tH-6gAc/s1600-h/image-upload-50-708235.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzwGisTmI4YlOdK4HRWs1gY1W5W_Td1BvdKoYnBqIB5gXDmOfCPJ7INbsy4Ldv4YJyXGGuGxw5O8AnaTOC1w3hmPa45NXB7GbNF8_8JSIhn_1VA6Q-HIXQDce9Vn8rctg-S0x9tH-6gAc/s320/image-upload-50-708235.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-12516042485672312262009-04-11T19:15:00.001-07:002009-04-11T19:16:44.033-07:00<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://www.geocities.com/jvillamoreno/fachada1.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 560px; height: 420px;" src="http://www.geocities.com/jvillamoreno/fachada1.jpg" alt="" border="0" /></a>
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No, en realidad descubriría a los libros del dibujante. O precisamente un libro: ese pequeño volumen de los años veinte donde hablaba de un pueblo parecido al suyo. Un pueblo vacío. Un pueblo cuyos jóvenes han emigrado a la capital, dejando a sus padres abandonados mascando el tedio y el abatimiento. Un pueblo donde no sucede nada salvo el recuerdo de las apariciones, las casas de adobe donde se ha posado la muerte, la violencia sorda de las tragedias innombrables. Un pueblo que, sentado en un banco de la plaza, un domingo en la tarde le parecería asombrosamente real, como si él mismo estuviera dentro de las páginas del texto, contemplando las calles vacías, las arboledas donde de noche se posaban los murciélagos, el horizonte quebrado de los cerros, el polvo que se levantaba en medio del calor como una falsa neblina. Guiado por las voces, él subrayaría aquel libro y pensaría en ese dibujante, intentando encontrar en él rasgos parecidos a los suyos, como si entre ambos pudiera establecer una especie de lazo secreto, un cordón umbilical que era capaz de atravesar la muerte, la distancia y un siglo casi completo. <o:p></o:p></span></p> Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-63809590324141969542009-04-11T18:33:00.001-07:002009-04-11T18:33:18.868-07:00Reading lage<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYT5bHvmNzu0WLzOOMTR8QRCtXhZCMhYs8Sar2ZFgqLiLhsOWW1qxAVTKr7NZJgRv632yOJi9BjkKqvOz6EbFdpatZvX2WlT3RdV1irEIzbAOSHq9SPCZ-KP-dZl8BkpClrQ94b76lNaI/s1600-h/image-upload-547-798315.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYT5bHvmNzu0WLzOOMTR8QRCtXhZCMhYs8Sar2ZFgqLiLhsOWW1qxAVTKr7NZJgRv632yOJi9BjkKqvOz6EbFdpatZvX2WlT3RdV1irEIzbAOSHq9SPCZ-KP-dZl8BkpClrQ94b76lNaI/s320/image-upload-547-798315.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-26862699517130142472009-04-11T16:30:00.001-07:002009-04-11T16:30:59.049-07:00Ectoplasma<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQHVDFp4ghzrazWCkDE_WVubVEnb8kXHx8eSSRAPuXsXk8o_pdQYm71titKPmO-1D3UxNFt2EV06i62MnjDes6bsPTf_I-rdpzTtU4XG2VWA_Bqq0CAOvfrnvz-1kdPbuWKwCjez7YtSA/s1600-h/image-upload-614-758130.jpg"><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQHVDFp4ghzrazWCkDE_WVubVEnb8kXHx8eSSRAPuXsXk8o_pdQYm71titKPmO-1D3UxNFt2EV06i62MnjDes6bsPTf_I-rdpzTtU4XG2VWA_Bqq0CAOvfrnvz-1kdPbuWKwCjez7YtSA/s320/image-upload-614-758130.jpg"/></a><br /><span/><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7243652348709576469.post-56965285354240469122009-04-11T14:37:00.001-07:002009-04-11T18:27:08.648-07:00My own private madman & some friends and weird cosas<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx2WxnPKy8MRGhUlEVHcGHWJDsWNFu_NFyu8iRj8SPJz1-EAe02OhsdWkbxp79Uikx8UcSGHAxVXiw3OBJfO6eEuc4nOvMmUrk3Nbc3YFckq9e1MI6Lih2F3n_xB4JGqXiDU-SmaDLr7o/s1600-h/image-upload-610-732626.jpg">M<img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx2WxnPKy8MRGhUlEVHcGHWJDsWNFu_NFyu8iRj8SPJz1-EAe02OhsdWkbxp79Uikx8UcSGHAxVXiw3OBJfO6eEuc4nOvMmUrk3Nbc3YFckq9e1MI6Lih2F3n_xB4JGqXiDU-SmaDLr7o/s320/image-upload-610-732626.jpg" /></a><br /><span><br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0